el tributo al césar

"Y le envían a algunos fariseos y herodianos para intentar cazarlo de palabra. Y tras ir le dicen: 'Maestro, sabemos que eres recto y no te preocupas por nadie; pues no miras el rostro de los hombres, sino que enseñas con rectitud el camino de Dios: ¿Se atiene a la Ley pagar el tributo al César o no? ¿Pagamos o no pagamos?' Pero él, entendiendo su hipocresía, les dijo: '¿Por qué me tentáis? Traedme un denario para que lo vea'. Y se lo trajeron. Y les dice: '¿De quién es la imagen esta y la inscripción?'. Y le dijeron: 'Del César'. Y Jesús les dijo: 'Lo del César, devolvedlo al Cesar, y lo de Dios, a Dios'. Y se admiraban de él." (Marcos 12,13-17. Paralelos en Mateo 22,15-22; Lucas 20.20-26 y Evangelio de Tomás, 100).

 

- El texto está extraído de Todos los evangelios. Edición de Antonio Piñero. Edaf, 2012. De ahora en adelante, todas las citas de los evangelios y los Hechos procederán de esta fuente.

- Las imágenes son de la página especializada en numismática antigua: www.Tesorillo.com . Muestran un denario, moneda de plata y de referencia del Imperio Romano con un valor real equiparable al de la dracma griega, que es de época del emperador Tiberio (14-37): en el anverso aparece la efigie del monarca y la inscripción TI (Tiberio) CAESAR DIVI AUG(usti) F(ilius) AUGUSTUS y en el reverso, posiblemente, su madre Livia, sedente, (o tal vez la diosa Paz, representada con la rama de olivo y lo que podría ser un cetro), con la inscripción: PONTIF(ex) MAXIM(us), un título y cargo religioso muy importante que fue asociado al título imperial.

 

'La moneda del tributo' (1612)

Obra barroca del pintor flamenco Pieter Paul Rubens

(Fine Arts Museum, San Francisco, EEUU)

 

En este conocido pasaje, Jesús se muestra más bien opuesto al pago del tributo romano.

 

Repasemos algunos puntos:

 

1. La pregunta no es si era obligatorio (la respuesta habría sido sí, porque lo era), sino si era lícito que los judíos lo pagaran. La escena tiene lugar en el templo (Mc 11,27), donde frecuentemente Jesús enseñaba.

 

2. Nótese que no aparece la palabra 'dar' sino 'devolver', que es distinta, pues implica dar algo que se te ha dado previamente. Esta parece ser la traducción más aceptada para el vocablo griego ‘apódote’.

 

3. Jesús pide una moneda romana, el denario, porque él no tiene; se sobreentiende porque él no usa moneda romana. Si hubiese tenido alguna... ¿su juicio hubiera sido igual de legítimo? Tal vez, no.

 

4. En la moneda estaba la efigie de Tiberio y, posiblemente, la de su madre en el reverso. Las imágenes estaban prohibidas en el judaísmo por el segundo mandamiento de Moisés. Es plausible que aquel que le lanzó la moneda, si era el mismo que había preguntado como parece, quedara bien retratado pues él si disponía de esa moneda, y ello pudiera provocar cierta carcajada entre la audiencia.

 

5. Si Jesús hubiese recomendado el pago del impuesto nos encontraríamos ante dos problemas: uno, que al pueblo - que al parecer gustaba de escucharle -, no le agradaría oír eso; y dos, no se entendería que Lucas hubiese escrito que Jesús fue acusado ante Pilato por negarse a pagar el impuesto al césar (Lc 23,2).

 

¿Entonces...?

 

Jesús da una respuesta doble:

 

- Lo que es del césar, que es su moneda y que es un signo idólatra (porque representa la efigie de un hombre coronado), líder de un pueblo idólatra (el Imperio Romano, politeísta), y que oprime la Tierra de Israel, que se lo quede el césar. No la queremos. Yo (Jesús) no tengo su moneda. Nosotros (los judíos) ya tenemos las nuestras.

 

- Pero lo que es de Dios, es para Dios. Es decir, los judíos (no los romanos que lo oyesen) debían entender que no era lícito entregar al César lo que era de Dios, es decir: los frutos que da la tierra (Salmo 24,1: “De Yahveh es la tierra y cuanto hay en ella, el orbe y los que en él habitan”). El pueblo, pues, debía cumplir el pago de los impuestos que mandaba la ley de Dios: el diezmo, el tributo al templo,...

 

En resumen, Jesús reconoció el poder de Dios por encima de todo, como todo buen judío. Jesús cumplió la ley de una forma consecuente, pero astuta. Y por eso "se admiraban de él".

 

Nótese la diferencia con Pablo, quien abogaba abiertamente por el pago de impuestos a Roma (Romanos 13,5-7). Marcos (y el resto de los evangelistas, que son también mayoritariamente de corte paulino), tranquilizan a los cristianos para que paguen los impuestos y no se opongan al castigo del césar. Marcos escribe, según recoge la opinión mayoritaria de especialistas, para la comunidad cristiana de Roma y no podía exigir un acto de rebeldía tan serio, que Roma castigaría con máxima severidad.

 

Esta opinión, que hemos expuesto en este post, es defendida por notables autores, entre ellos el teólogo anglicano Samuel Brandon, los teólogos protestantes estadounidenses Richard A. Hornsley y Warren Carter, el historiador hebreo Neil A. Silberman, el erudito español Gonzalo Puente Ojea, el filólogo especialista Antonio Piñero o el investigador y profesor del máster de historia de las religiones Fernando Bermejo, entre otros.

 

Reflexiones como esta se encuentran en la novela y más ampliadas en el análisis histórico que realicé.

 

Un saludo,

Jon C.


Escribir comentario

Comentarios: 2
  • #1

    Alex Rugamas (lunes, 02 julio 2018 20:06)

    Jajaja no por ser burlon pero que mala interpretación Bíblica nada que ver con su verdadero significado!!!

  • #2

    José Alar (lunes, 16 marzo 2020 15:09)

    Una explicación muy convincente. Para conocer al verdadero Jesús hay que acudir a historiadores aconfesionales e independientes de las iglesias cristianas.