La estrella de Belén y los Magos de oriente

"Nacido Jesús en Belén de Judea en los días del rey Herodes, he aquí que unos magos de levante se presentaron en Jerusalén, diciendo: '¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Pues hemos visto su estrella en levante y vinimos para arrodillarnos ante él'." (Mt 2,1-2)

 

'La adoración de los reyes magos', obra al fresco del pintor renacentista Giotto di Bondone, hacia 1304. (Capilla de los Scrovegni o de la Arena, Padua, Italia)

Nótese en la parte superior de la imagen la estrella de Belén, que el pintor plasmó como un cometa, con cabeza y cola. El cometa Halley visitó la Tierra en 1301 y se piensa que Giotto pudo ser testigo de su paso y haberse inspirado así para su obra.

       El relato de la estrella de Belén es exclusivo de un solo evangelista, Mateo. Él describe unos magos que vienen de oriente siguiendo una estrella. Eso obliga a pensar que vienen viajando de noche, con la complejidad que ello supondría en esa época. Es una estrella que, sorprendentemente, iría avanzando lentamente hasta pararse en el lugar indicado. Curiosamente, solo ellos son testigos del prodigio.

     En la antigüedad, la estrella era el símbolo de la realeza, y se creía que era una señal divina de reconocimiento. Así se indicaba el nacimiento de grandes personajes, como sucedió por ejemplo con Jerjes I de Persia, Octavio Augusto o Trajano en Roma, y Alejandro Magno, Mitrídates el Grande o Demetrio I Poliorcetes en Grecia. Para el evangelista no cabía duda que si los grandes reyes habían tenido una, Jesús debería haberla tenido igualmente. Sin embargo, se cree, la historia podría ser una reelaboración del relato del profeta de Oriente Balam, quien ve el ascenso de la estrella de Jacob (Núm 24,17).

       Los magos venidos de Oriente —cuyo número no se especifica—, también son obra exclusiva de Mateo (Mt 2,1-2), y son entendidos en el relato como astrólogos y no como reyes. Su presencia aporta universalismo a la figura de Jesús, quien sería así entendido como rey, tanto para judíos como paganos. Este relato muestra incongruencias, como el hecho de que unos magos paganos vengan de tan lejos para adorar a un rey muy menor, el «rey de los judíos» (Mt 2,2), su ingenuidad ante el rey Herodes, o el hecho de que jamás regresen para verlo de mayor.                                               La 'Adoración de los magos', obra barroca del pintor flamenco Pieter

Paul Rubens (1608-09, retocada por él mismo 1628-29) (Museo del Prado, Madrid)

       También es poco creíble que el rey Herodes el Grande no los vigilara o que no hiciera investigar el asunto. El número y nombre de los magos procede de un evangelio apócrifo: el llamado evangelio armenio de la infancia, un texto griego no anterior al s.VI, donde en el capítulo once se los llama Melcón, Gaspar y Baltasar, y se los hace respectivamente reyes de Persia, Índia y Arabia, añadiéndoles un portentoso séquito de 12.000 hombres. Los regalos de la mirra, el oro y el incienso (Mt 2,11) se han relacionado tradicionalmente con la ofrenda a un hombre, a un rey y a un Dios, respectivamente. El título de reyes es muy posterior y pudo tomar su base en Isaías 60,3: "Caminarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu alborada" .

 

Un saludo,

Jon C.


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