La Mujer en el judaismo del s.I

"La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yahveh Dios había hecho. Y dijo a la mujer: '¿Cómo es que Dios os ha dicho: No comáis de ninguno de los árboles del jardín?' Respondió la mujer a la serpiente: 'Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. Mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo toquéis, so pena de muerte.' Replicó la serpiente a la mujer: 'De ninguna manera moriréis. Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal.' Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió." (Gen 3,1-6)

 

'La caída en el pecado original y la expulsión del paraíso' (1508-1512), obra del pintor renacentista italiano Michelangelo Buonarroti El demonio entrega la manzana a Eva, mientras Adán busca una. Nótese que el demonio, enroscado en el árbol, cual serpiente, tiene rostro femenino, mientras que el ángel que los expulsa, es masculino. (Capilla Sixtina, Vaticano, Roma).

       El judaísmo forma parte de las sociedades mediterráneas de la antigüedad, quedando la situación de la mujer dentro de la sociedad judía del s.I, por ejemplo, bastante equiparable con la de la mujer romana, una sociedad también patriarcal, estructurada alrededor del paterfamilias – el varón de mayor edad de un grupo familiar que incluía a todas las familias de todos los hijos varones de un matrimonio –; y siendo mejor que la de la mujer griega, que tenía reservada una estancia en la casa para ella, el llamado gineceo. La situación general de la mujer en el mediterráneo, pues, era de subordinación al varón: ya fuese este el padre – o hermano varón de mayor edad en su defecto – o, tras consumarse el matrimonio, el marido.

'Judit y Holofernes' (1599), obra barroca del pintor italiano Michelangelo Merisi da Caravaggio. Tras hacer creer al general invasor Holofernes que también le amaba, Judit lo emborracha y luego, mientras duerme, lo decapita, sembrando la confusión en el ejército invasor y ayudando así a liberar a su pueblo, el pueblo hebreo. La historia de Judit es narrada en en el libro homónimo de la Biblia. Sin embargo, este es uno de los siete libros deuterocanónicos, es decir, que no pertenece a la Biblia hebrea (es decir, los judíos no lo consideraron un libro canónico, oficial), ni tampoco a la protestante, pero sí a la católica y la ortodoxa. En el cuadro, Judit está en una posición dominante y actúa de modo firme. El realismo de los personajes es una característica de Caravaggio. (Galleria Nazionale d'Arte Antica, Roma).

 

       Había excepciones relativas a esa situación, como por ejemplo Egipto – y en especial la colonia judía de Elefantina – o la ciudad griega de Esparta. Pero, en general, la situación de la mujer en el mediterráneo y en particular en el judaísmo, era de clara desigualdad e inferioridad respecto al varón, y eso debe conocerse para comprender plenamente algunas de las actuaciones de Jesús. En el judaísmo, aunque las mujeres pudieran ser consideradas orgánicamente iguales al hombre – pues según el Génesis “Creó Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó” (Gen 1,27) –, y ambos géneros poseyeran el ‘aliento divino’, también su situación era de dependencia al varón. El destino de la mujer en una sociedad patriarcal como la judía era el matrimonio, la reproducción, el cuidado de la familia y la casa. De todos modos, debe recordarse que no deben contemplarse las relaciones de género con los ojos del s.XXI, sino con los del s.I, donde una igualdad de géneros hubiese supuesto una extrema rareza.

 

 

En la antigüedad, pues, el ámbito de la mujer era lo privado (el hogar) mientras que el del hombre era lo público (mercado, comercio, reuniones,...). Su formación intelectual era, como norma, débil; aunque esto podría vincularse a su nivel socio-económico. En el judaísmo, la patria potestas de una mujer hasta los doce años y medio era del padre y esta no tenía derecho ni a rehusar un matrimonio impuesto por él. La edad normal de los esponsales se encontraba entre los doce o doce años y medio, y aún había casos de menor edad. El tema de la dote que la prometida debía pagar en los esponsales dependía del padre de la novia.

'Ester ante Asuero' (c.1630), obra barroca de la pintora italiana Artemisia Gentileschi, se piensa que influida por Caravaggio. La historia de Ester sí se encuentra también en la Biblia hebrea y la protestante. Esposa del rey Asuero (identificado como el rey persa Jerjes I), su intercesión ante él contra la conspiración de su ministro Amán para destruir a los hebreos, salvó a su pueblo. La reina rebeló que ella era hebrea también. Los judíos conmemoraron su valentía con una fiesta muy alegre, llamada de las suertes o, en hebreo, purim. En el cuadro, Ester revela la verdad al rey y parece desvanecerse, mientras este muestra su intención de acogerla. (Metropolitan Museum of Art, Nueva York).

 

       La esposa era tratada como una propiedad del marido (Gen 3,16; Ex 20,17) y, en caso de no poder procrear, la duda sobre la esterilidad del matrimonio recaía en la mujer, lo que era causa de deshonra pública para ella (Lc 1,25). Las mujeres (especialmente en Judea), debían llevar en público siempre la cabeza cubierta (exceptuando el día de su boda y si eran vírgenes) y no podían conversar con un hombre a solas. En el campo, sin embargo, la situación de la mujer parece que era menos rigurosa, porque la ayuda de la mujer era necesaria por razones económicas, y la mujer debía ayudar al marido en su profesión, por ejemplo como vendedora [mishná, tratado Ketubot 9,4; y administradora]. Las relaciones eran también más libres. Según explicaba el estudioso protestante J. Jeremias, allí la joven va a la fuente [Ketubot 1,10], o se une a su marido y a sus hijos en el trabajo del campo [Yebamot 15,2], vende aceitunas a la puerta(...) nada indica que las mujeres observaran tan estrictamente en el campo como en la ciudad la costumbre de velarse la cabeza(...) Sin embargo, una mujer no debía estar sola en los campos, y no era corriente tampoco que un hombre se entretuviese con una mujer extraña.” Y recordemos que Jesús de Nazaret se crió en zonas rurales de Galilea y no urbanas.

 

El concepto del honor, muy importante en estas sociedades, muestra una diferencia clara: en el caso del hombre este tiene que luchar para conseguirlo, mientras la mujer debe mantenerlo. En palabras de la investigadora norteamericana Karen Torjesen “mientras los hombres pueden ‘ganar’ su honor, las mujeres solo pueden perderlo, y el límite de ese honor coincide con los límites de su cuerpo.” En el s.I en general, el principal tesoro de la mujer era su pureza (virginidad hasta el matrimonio y luego fertilidad como esposa), que quedaría incorporada al honor de sus hijos varones.

'La novia judía' (1666), obra barroca del pintor holandés Rembrandt. Hoy se piensa que los representados son Isaac y su segunda mujer, Rebeca, madre de Esaú y Jacob. El patriarca Jacob fue rellamado Israel por un ángel (Dios?) y de esa línea desciende el pueblo hebreo. Su historia es narrada en el Génesis. El politeísmo (un hombre podía tener más de una mujer, no al revés) estaba permitido en el judaísmo, aunque no era una forma habitual. Los vestidos son propios de la época del autor, no de la de los personajes. (Rijksmuseum, Amsterdam)

 

       Aquellas mujeres que no estaban bajo la tutela de un varón (especialmente las viudas sin hijos o divorciadas, especialmente si no tenían otros vínculos familiares), eran vistas como carentes de honor al que solo un segundo matrimonio restauraría sus verdaderas funciones basadas en el género; aunque a menudo, esto no fuese socialmente posible. De ahí se desprenderá la posición precaria de la viuda y la divorciada, de la que Jesús se hace eco en el episodio conocido como el óbolo de la viuda (Mc 12,41-44; Lc 21,1-4) y en la parábola de la viuda y el juez (Lc 18,1-8).

 

       En el siguiente post concluiremos con la situación social de la mujer en el judaísmo del s.I y, en los siguientes, abordaremos la relación de Jesús con la mujer. Os recuerdo que todos estos posts son extractos y resúmenes del análisis histórico, 'Yeshúa bar Yosef. Jesús de Nazaret visto a través de la historia', cuya descarga parcial es gratuita desde esta web (sección descarga análisis histórico') y que muy pronto estará también disponible en su totalidad (1500 pp.), vía digital, y a un precio muy muy reducido.

 

Un saludo,

Jon C.

 


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Comentarios: 2
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    Kasha Felch (sábado, 04 febrero 2017 18:58)


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    Georgetta Lipsey (domingo, 05 febrero 2017 23:04)


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