La tradición cristiana sitúa el cenáculo (del latín, coena, cena; lugar para cenar), es decir, el piso de arriba de la casa donde se celebró la última cena en la ciudad de Jerusalén. Una casa cuyo segundo piso pudiera albergar un grupo de como mínimo trece personas, transfiere un contexto económico favorable y el lugar propicio para ello parece ser la zona rica de Jerusalén, es decir, la Ciudad Alta. Recordemos que el pueblo llano se alojaba preferentemente en la Ciudad Baja. Ahora bien, ¿se conoce el sitio?

A menudo se ha considerado – aunque no haya una base escrita para hacerlo – que la casa que incorpora el cenáculo sería la misma casa donde los discípulos se reunirían tras la muerte del maestro para rezar juntos. Porque también en ese caso se alojaban en un piso superior (Hch 1,13). Un lugar que permitía el alojamiento, además de a los Doce, a los hermanos de Jesús, su madre y a algunas mujeres (Hch 1,14). Por tradición, se considera que esta sería a su vez, la misma casa donde todos ellos se reunieron cuando llegó el Espíritu Santo como “lenguas de fuego… sobre cada uno de ellos” (Hch 2,1-4). Por tanto, tres escenas distintas que suceden muy próximas en el tiempo y en la misma ciudad podrían haber sucedido en un mismo escenario, dada la precariedad de los datos que aporta el NT al respecto.

Una hipótesis tradicional trata de relacionar el cenáculo con la casa de Juan Marcos, donde Pedro se refugió tras escapar de la prisión de Jerusalén (Hch 12,12-13). Aunque no hay base neotestamentaria ni arqueológica para ello, históricamente es plausible. Sin embargo, la ubicación de esta casa es igualmente incierta. A nuestro modo de entender, la pequeña Iglesia de San Marcos, situada en el barrio armenio y centro de la confesión cristiana ortodoxa siria de la ciudad, es una localización posible. En ella todavía se utiliza en partes de la liturgia el siríaco, un dialecto del arameo. En esta iglesia puede visitarse un cenáculo, pero debe bajarse – y no subir como en el cenáculo tradicional –, lo cual es correcto, pues los niveles de edificación en Jerusalén han ido aumentando a lo largo de dos milenios. Es decir, que lo que antes estaba arriba hoy queda abajo.

Iglesia de San Marcos y detalle del letrero informativo junto a la jamba izquierda de la puerta.

(Barrio armenio, Jerusalén, octubre 2013). (Fotos del autor).

Este supuesto cenáculo de la Iglesia de San Marcos es una habitación más bien cuadrada y pequeña, de unos 20-25m², y conformaría así el piso de arriba de la casa (aunque hoy se encuentra en el subsuelo!). Para ir a la planta baja, existen unas escaleras que descienden (todavía más) y comunican con un piso inferior, de disposición rectangular y considerablemente más amplio que la habitación anterior, aunque el techo no llegue a los 180 cm. Esta planta baja antiguamente funcionaba también como Iglesia, y en su muro del lado derecho puede verse una diferencia de construcción: así, la parte baja del muro es de gruesas piedras y podría corresponder a la época de Jesús, mientras que la parte superior, que es de piedras más pequeñas y alineadas más desordenadamente, sería de un estrato posterior. A nivel del suelo sobresale tímidamente lo que parece un posible rellano que podría indicar el espacio donde iría la puerta original que comunicaría los dos pisos. El piso inferior podría albergar a un numeroso grupo de plegaria (Hch 12,12), pero el pequeño piso de arriba tendría la posibilidad de albergar una cena de 13 personas y especialmente dar alojamiento a los Once tras la muerte de Jesús (Hch 1,12-13). Damos por plausible esta opción, aunque sin poder pronunciarnos más dada la escasez de datos. Algunos autores han señalado que se quiso proteger la identidad del propietario y se mantuvo la casa en el anonimato, perdiéndose luego esa información cuando décadas después se escribieron los evangelios.

          También, y sin fundamento claro, la tradición cristiana localiza en la Iglesia de San Pedro in Gallicantu (San Pedro del Canto del Gallo), al este del monte Sión, muy cuesta abajo, la casa de Caifás, donde Jesús pudo ser retenido e interrogado la noche previa a su ejecución (Mc 14,53s. y par.). En lo que sería la cripta de la misma iglesia hoy pueden visitarse estructuras de época herodiana, como cisternas y dependencias varias. Existe junto a ella una calle escalonada de época romana que descendía hacia la Ciudad Baja. El conocido como ‘peregrino de Burdeos’, quien realizó un viaje a Tierra Santa en el año 333, ubicó la casa de Caifás en la Ciudad Alta de Jerusalén. En opinión del arqueólogo especializado cántabro José González Echegaray, recientemente fallecido, “si el Maestro cenó en una casa de la Ciudad Alta y bajó de noche a orar al huerto de Getsemaní en la ladera del Monte de los Olivos, pudo hacerlo por esa calle de amplios peldaños, para salir por la puerta de Siloé y cruzar luego el torrente Cedrón (Jn 18,1). El mismo recorrido, pero en sentido inverso, haría ya preso camino de la casa de Caifás, si se confirmara la situación de esta en ese barrio de la Ciudad Alta.”

Por otra parte, otro arqueólogo experto en la ciudad de Jerusalén, Jeremy Murphy O’Connor considera que “es mucho más probable que la casa del sumo sacerdote estuviera en la cima de la colina”, y también señala que “se han encontrado casas lujosas herodianas en propiedades armenias, al lado de la abadía de la Dormición, donde se enseña otra casa de Caifás.”

Finalmente, otra ubicación plausible para la casa de Caifás podría ser la llamada mansión palacial (que hoy forma parte del Museo Wohl de Arqueología), y que pertenecía con bastante seguridad a un sumo sacerdote, entre otras cosas por las numerosas mikvaot allí encontradas.

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Seguiremos proximamente,

Un saludo,

Jon C.