La Jerusalén de Jesús - Lugares del N. Testamento (II)

      Continuamos situando y describiendo algunos de los principales lugares donde se desarrolla la acción del Nuevo Testamento y discutiendo su ubicación real. Empezamos el post por un clásico:

 

       La ruta hacia el lugar de la crucifixión, conocida por los cristianos como la via dolorosa o, en latín, via crucis (‘camino de la cruz’), no coincide con el tramo actual de catorce estaciones que siguen los peregrinos que van a Jerusalén, pues su inicio no se encuentra en la fortaleza Antonia, al este de la ciudad, sino más al oeste, en el palacio de Herodes, ya que es ahí donde residía Pilato cuando visitaba Jerusalén y donde Jesús sería, probablemente, juzgado. Es por ello que siguen un recorrido erróneo, aunque se mantiene por tradición. Sin embargo, la ruta cristiana sí parece terminar en el lugar correcto, el Golgotha, que corresponde hoy con la Iglesia del Santo Sepulcro. Según el NT, el lugar de la crucifixión era una zona cercana a la ciudad (Jn 19,20), junto a algún camino que llevaba a Jerusalén (Mc 15,21). Según los sinópticos, Jesús fue enterrado en un sepulcro excavado en la roca (Mc 15,46 y par.), y según Juan, en un sepulcro cercano al Golgotha y cerca del cual había un huerto (Jn 19,41).

 

 

 

En la foto puede verse la estación nº9 del via crucis, ubicada donde hoy se encuentra como indica el panel rectangular dorado, la iglesia copta de Santa Elena, que hoy alberga un convento etíope. Justo arriba, en números romanos, el IX. A la izquierda de la imagen puede verse la entrada a la Iglesia. Las cruces parecen estar a disposición de aquellos fieles que deseen seguir el camino de la cruz de una forma más literal. Nótese lo cerca que estamos de la iglesia del Santo Sepulcro, de la cual divisamos la cúpula al fondo de la imagen. Según la tradición cristiana aquí es donde Jesús cayó por tercera vez. Aunque ello no tenga base histórica, la ayuda que recibió de Simón de Cirene (Mc 15,21), para cargar o ayudar a Jesús a cargar con la cruz, tiene visos de credibilidad; entre otras cosas, porque ello retrata a un Jesús débil y más humano. (Jerusalén, octubre 2013. Foto del autor).

El Golgotha (‘Calavera’, Mc 15,22) era una pequeña colina situada, en época de Jesús, al NW de la ciudad y fuera de muralla, aunque hoy esté intramuros (las murallas se remodelaron en el s.XVI, como ya explicamos). Se ubicaba en el valle que rodea la ciudad por el oeste y el sur, y que recibe, en hebreo, el nombre de Ge-Hinnom (en griego, la Gehena, el símbolo de la condenación eterna: el infierno, como ya dijimos en un post anterior). En el área oeste formada por el ángulo de la primera y segunda muralla existe una cantera que data del s.VII a.e.c., la parte SW de la colina quedó sin excavar y el Golgotha se encontraba aquí. En frente de este sitio hay unas tumbas del s.I excavadas en el acantilado. El lugar de la crucifixión de Jesús era una cantera que en aquella época se encontraba extramuros, siendo el rey Herodes Agripa (41-44) quien extendió los límites de la ciudad (construyó un tercer muro), y quedando probablemente entonces dentro de la misma.

Si como describe Juan (Jn 19,41) el lugar en el que Jesús fue enterrado quedaba muy cerca del Golgotha, se piensa que ambos sitios (Golgotha y sepulcro) quedarían englobados dentro de lo que hoy es la Iglesia del Santo Sepulcro. Este lugar quedó sin edificar en el s.I y fue recordado por los cristianos hasta que el emperador romano Aelio Adriano, tras la segunda guerra judeorromana (132-135) mandó allanar el terreno y edificar encima un templo capitolino flanqueado por un santuario a la diosa Venus. Hacia el año 326, Elena (de Constantinopla), la madre del emperador Constantino, visitó los santos lugares y, según la tradición recogiendo la memoria de los fieles cristianos jerosolimitanos, encontró bajo ese templo el Golgotha, así como los restos de las tres cruces, una de ellas considerada la cruz auténtica (de Jesús) o vera cruz, pues se le atribuyeron ya entonces curaciones milagrosas. En ese lugar Elena (siglos después canonizada) erigió la futura Iglesia del Santo Sepulcro (fotos inferiores), consagrada el año 335. La iglesia comprendía entonces cuatro partes: un atrio, una basílica absidal, un patio abierto donde se podía ver parte del bloque de piedra venerado del Golgotha y una tumba dentro de un edificio circular (edificio terminado a finales del s.IV). (Sobre esta historia puede leerse la obra del obispo del s.IV Eusebio de Cesarea: Vida de Constantino, libro III, 25-42). A partir de aquí la iglesia sufrió destrucciones y reconstrucciones ya sea por guerras, incendios o seísmos. En los años 1960’, estando muy deteriorada, se inició su reconstrucción, respetando todo lo antiguo excepto aquello que tenía ya daños estructurales. Hoy en día puede visitarse dentro de ella: la roca del Calvario, la piedra de la unción (el lugar donde supuestamente José de Arimatea y Nicodemo ungieron el cadáver de Jesús, aunque la citada piedra es de principios del s.XIX), y el monumento funerario supuestamente erigido sobre el sepulcro donde Jesús fue enterrado, que es un pequeño templo: el edículo. La identificación del lugar como el Golgotha es tenida hoy por correcta, y también lo es que existieran ahí sepulcros. Sin embargo, que Jesús fuera ahí enterrado es un tema debatido: el NT parece plantear otra posibilidad, si se lee entre líneas el pasaje de Hechos 13,27-29.

 


El tramo final del via crucis se encuentra donde hoy se erige la Iglesia del Santo Sepulcro. La Iglesia se construyó sobre el Golgotha. Arriba a la izquierda puede verse la entrada principal a la Iglesia.

En el interior de la iglesia se encuentra el llamado edículo (fotos derecha), una especie de pequeño templo construido sobre el lugar que correspondería al lugar de entierro de Jesús (su sepulcro). Actualmente (octubre 2016) este edículo se encuentra en fase de excavación. (Jerusalén, octubre 2013. Fotos del autor).

          El palacio de Herodes, ubicado en la Ciudad Alta, al oeste de la ciudad, cerca de la actual Puerta de Jaffa, era donde antiguamente se alojaba el rey cuando visitaba la capital y, en época de Jesús, alojó a Pilato durante las festividades. Llamada hoy la Ciudadela, pertenece al complejo de la Torre de David y puede visitarse. Según Josefo, era de notable belleza y esplendor, sin embargo prácticamente no queda nada de la Jerusalén del s.I. El arqueólogo cántabro J. González Echegaray lo explicaba así: “salvo algún muro aislado, nada se conserva de él, pues fue sistemáticamente destruido por las tropas de Tito en el año 70, y sobre el solar se edificó el cuartel de la Legión X, que estuvo de guarnición en la ciudad durante mucho tiempo. Sin embargo, por el norte el palacio remataba en una especie de fortaleza, apoyada sobre la muralla, de la que se conservan algunos restos. Tenía tres grandes torres, a las que Herodes había puesto el nombre de sus seres queridos…”. Hoy se conserva solo la base de la torre de Fasael.

 


A la izquierda, en la actualidad, lo que queda del palacio de Herodes muestra esencialmente los restos de una edificación posterior a la época de Jesús. Al fondo puede verse un minarete, testigo posterior de la presencia islámica en el lugar.

A la derecha puede verse el palacio de Herodes tal y como se vería en el s.I en una reconstrucción de grandes dimensiones visitable en el Israel Museum en Jerusalén. El palacio queda delimitado por una muralla rectangular con tres torres al fondo, en su lado norte. La torre más a la izquierda de las tres y que queda al centro es la torre de Fasael, parcialmente conservada. (Jerusalén, octubre 2013. Fotos del autor)

          La Torre Antonia era en verdad una fortaleza de planta cuadrangular, con una torre en cada una de sus cuatro esquinas, que había sido construida por el rey Herodes sobre una antigua fortaleza macabea, y donde residía una cohorte romana (a lo sumo 600 hombres). Josefo (Guerra V,241) la describió como un palacio “dividido en estancias de múltiples tipos y usos, pórticos, baños y amplios patios”. Contaba con un gran patio de armas en el centro, y estaba adosada al extremo NW del Templo. Alojaba las tropas romanas y les permitía vigilar el recinto del Templo. Herodes el Grande la construyó (37-35 a.e.c.) y la llamó así en honor a su amigo romano el cónsul y general Marco Antonio. Destruida por el general romano Tito en la guerra del 66-70, hoy quedan solo restos del muro sur, que pueden visitarse, junto a la piscina de Struthion, en el conjunto de la Iglesia del Ecce Homo (convento de las Hermanas de Sión).


A la izquierda, la fortaleza o Torre Antonia reconstruida en la maqueta del Israel Museum de Jerusalén. Puede observarse su sólida estructura cuadrangular reforzada por cuatro torres en las esquinas. Las tropas romanas, que en época de las grandes festividades judías albergaba a una cohorte (550-600 hombres), se alojaban aquí; aunque Pilato lo hiciera en el palacio de Herodes, sin duda un lugar mucho más confortable. A la derecha, puede verse mejor la ubicación de la torre en la ciudad, enganchada al lado noroeste del Templo de Jerusalén, un foco potencial de peligro que los romanos podían así controlar con facilidad. (Jerusalén, octubre 2013. Fotos del autor)

          Otro lugar mencionado en el NT es el pretorio (en latín, praetorium). Según el NT, Pilato condenó a Jesús a la cruz en un recinto exterior del pretorio, al que Juan llama lithóstrotos (en griego, ‘enlosado’; indicando que, en hebreo y arameo, se usaba el término gabbatha, que significa ‘altura’: Jn 19,13 cf. Mc 15,16; Mt 27,27). Fue aquí donde Pilato pronunciaría la conocida expresión Ecce homo (en latín, “He aquí el hombre”, según Jn 19,5). Excavaciones realizadas en donde la tradición señalaba el pretorio, proporcionaron un gran patio cubierto de grandes losas, que forma parte de la Torre Antonia, y su situación elevada respecto al Templo justificaría el nombre hebreo. Sin embargo, los arqueólogos consideran, actualmente, que el enlosado pertenecía al foro de la ciudad cuando esta fue remodelada por el emperador Adriano (a mediados del s.II); siendo, por tanto, un siglo posterior a la muerte de Jesús. Hoy pueden visitarse en la llamada Iglesia del Ecce Homo. El pretorio debería encontrarse en el palacio de Herodes, al oeste de la ciudad, donde se considera que Pilato se alojaba durante las fiestas.

 

          Finalmente, y citado también en el NT es el Sanedrín (Lc 22,66,...), órgano administrativo y jurídico cuya localización en época de Jesús no es clara. Al respecto, hay dos lugares propuestos: el primero es un edificio junto o dentro del Xystus (Xisto) que se hallaba al SW del templo y, aunque su nombre hace referencia a un gimnasio, se trataría más bien de una especie de palacio consistorial, donde es posible que, al menos durante algún tiempo, se reuniera el Sanedrín según Josefo (Guerra V,144). El segundo lugar propuesto es la cámara de los sillares (o de la piedra tallada) dentro del templo, según informa la mishná. Sin embargo, que Jesús fuera juzgado por el Sanedrín está hoy mayormente descartad, dado el número de leyes que deberían infringirse por eso. A ello, al juicio de Jesús, dedicaremos el nuevo post.

 

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Un cordial saludo,

Jon C.


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