Aprovechando la cercanía de la Semana Santa, abordaremos hoy y en los siguientes posts el episodio conocido en el mundo cristiano como la Santa Cena.
'La última Cena' (c.1593), obra que el pintor renacentista veneciano conocido como Tintoretto acaeció al final de su vida. Llama la atención esta escena casi bulliciosa, a medio camino entre lo mundano y lo divino, por la mezcla de personajes secundarios y angélicos. Jesús parece dar el mismo la comunión a uno de sus discípulos. (Basílica San Giorgio Maggiore, Venecia)
Con el nombre de 'Santa Cena' se conoce la última cena en la que Jesús y sus discípulos más próximos ‘compartieron el pan’, sucediendo ello en algún punto de la ciudad de Jerusalén, posiblemente la noche del jueves 6 de abril del año 30. Este es el tercer gesto simbólico de Jesús – después de la entrada a Jerusalén a lomos de un pollino, y la mal llamada purificación del templo –, y uno de los temas que ha suscitado mayor debate a lo largo de los siglos. Para la Iglesia Católica, la Ortodoxa y la Protestante en ella se encuentra el origen del sacramento de la eucaristía (en griego, eucharistia: lit. ‘buena gracia’, y traducida por ‘acción de gracias’). Como es habitual en nosotros, seguiremos la crítica histórica, dejando de banda cualquier influencia teológica, intentando así responder tres importantes preguntas que subyacen en este conocido episodio:
- ¿Fue realmente una cena de Pascua?
- ¿Predijo Jesús su muerte inmediata?
- ¿Pretendió Jesús instruir un sacramento (la eucaristía)?
Pero primero presentemos las fuentes para el estudio de la última cena, aunque sea de forma escueta. En orden cronológico las fuentes son:
1. Primera carta a los corintios de Pablo (fechada hacia el año 54-57): Pablo de Tarso explica que recibió “del Señor” esta ceremonia del pan y el vino como símbolos del cuerpo y la sangre de Jesús, y señala que Jesús, con la copa eucarística en la mano, instauró una nueva alianza: “Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre.” (1 Cor 11,25a). Y añade que “cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga.” (1 Cor 11,26), frase que deja intuir el sacrificio expiatorio de la muerte de Jesús y que tiene también un sentido de esperanza: “hasta que venga”. Según algunos autores, Jesús tendría aquí en mente la alianza prometida por el profeta Jeremías al pueblo de Israel (Jer 31,31-34 cf. Lc 22,20). Pablo también señala que Jesús indicó que, cuando sus discípulos se encontraran, debían repetir esa ceremonia “en recuerdo suyo [de Jesús]” (1 Cor 11,25b). Se sobreentiende, en general, que todo lo leído procede de una de las visiones de Pablo (“recibí del Señor”), pues Pablo y Jesús nunca se conocieron, como él mismo parece reconocer (2 Cor 5,16). Algunos autores han intentado ‘forzar’ esta expresión paulina, dando a entender que Pablo recibió y transmitió una tradición ya establecida (pero no una revelación directa de Jesús). Sin embargo, la lectura del tratado Abot 1,1 de la mishná contradice este punto cuando refiere que “Moisés recibió la Torá desde el Sinaí [es decir, de Dios] y la transmitió a Josué, Josué a los ancianos, los ancianos a los profetas, los profetas la transmitieron a los hombres de la Gran Asamblea…”.
'La última Cena' (1568), obra atribuida a un joven 'El Greco'. A diferencia de la obra anterior, la exposición aparece aquí más tradicional, a pesar de la mesa cuadrada. Jesús, que acaba de anunciar su traición ante la sorpresa de sus discípulos, permanece rodeado de sus dos más íntimos (Pedro y Juan), mientras Judas aparece alejado, oscuro, sin mirar al maestro y casi como si quisiera huir. (Pinacoteca Nacional, Bolonia, Italia)
2. Evangelio de Marcos (fechado en los años 70-75): se especifica que la cena se celebra en una casa de Jerusalén el mismo día de Pascua. Es, por tanto, el seder (cena pascual). Solo están presentes Jesús y ‘los Doce’. La ceremonia del pan y el vino sigue el mismo sentido que en Pablo, aunque aquí se indica que “Mi sangre de la alianza es derramada en favor de muchos.” (Mc 14,24). Es decir, Jesús anuncia su muerte y sacrificio con más claridad. A diferencia de Pablo, aquí no se indica que esta ceremonia deba repetirse. Jesús también anuncia que será traicionado por uno de ellos, y añade: “Os aseguro que ya no beberé del producto de la vid hasta ese día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios” (Mc 14,25).
3. Evangelio de Mateo (fechado en los años 80-85): Igual que Marcos es la cena pascual, pero aquí se indica que “Mi sangre de la alianza derramada por el perdón de los pecados.” (Mt 26,28). El significado expiatorio y salvífico es todavía más nítido. Se añade que el traidor es Judas.
4. Evangelio de Lucas (fechado en los años 80-85): es también la cena pascual. El evangelio que sigue más fielmente a Pablo. “Este vaso es la nueva alianza mediante mi sangre que va a ser derramada por vosotros.” (Lc 22,20). La profecía de su muerte expiatoria es del todo evidente. Aquí sí se añade – como en 1 Corintios –, “haced esto para recuerdo mío”.
- El códice Baeza (finales s.IV) es una versión que incluye los evangelios de Lucas y los Hechos (obras atribuidas a Lucas), pero con un 10% más de texto en el caso de los Hechos. Generalmente este códice ha sido considerado un texto posterior al original (que sería el llamado texto alejandrino y que es la versión usada en todas las ediciones del NT). Este códice Baeza proporciona en este caso, sin embargo, una narración más corta respecto a la versión alejandrina. Así, se elimina la parte en que Jesús instauraba la nueva alianza con la copa eucarística y señalaba que repitieran esa ceremonia en memoria suya. De forma que estos tres elementos (copa eucarística, nueva alianza e instauración de la ceremonia) no aparecen en este códice.
5.
Los Hechos de los Apóstoles (fechado en los años 85-90, aunque existen opiniones que es
posterior: años 110/115): en los diferentes pasajes se habla simplemente de “partir
el pan.” (Hch 2,42-46. 20,7-11. 27,35), pero no se cita el vino ni la copa ni la nueva alianza.
'El lavatorio de pies' (1548), de nuevo obra de Tintoretto. Llama la atención (además del decorado monumental con el lago y las barcas de fondo) la excesiva luminosidad, dado que la cena se debía celebrar al caer la noche. Jesús, arrodillado con un mantel, se dispone a lavar los pies de Pedro, asistido por el joven Juan. Judas aparece en la lejanía, apoyado en la base de una columna. (Museo del Prado, Madrid).
6. Evangelio de Juan (fechado en los años 95-100): sitúa la cena el día antes de Pascua, por tanto no sería la cena pascual sino la preparación de la pascua (la llamada parasceve). Aquí no hay ceremonia de eucaristía sino una cena de despedida, en la cual aparecen largos discursos de Jesús (Jn 13-17: cinco capítulos).
7. Didaché (fechado hacia el 110): en los caps. IX y X de este breve texto se habla de eucaristía. La ceremonia habla de tomar la copa y partir el pan, pero no hay identificación con el cuerpo o la sangre de Jesús.
8. Evangelio (apócrifo) de Tomás (hacia el 140): No hay alusiones a ninguna ceremonia ni eucaristía.
Continuaremos el próximo día, respondiendo a la primera de las tres preguntas expuestas: ¿Fue realmente una cena de Pascua?
Un cordial saludo,
Jon C.
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