El Nuevo Testamento (II)

Continuamos con la serie de posts destinados a comprender qué es el Nuevo Testamento (NT) así como cuál puede ser su importancia para conocer al Jesús Histórico. Abordamos hoy una segunda pregunta clave a tal efecto:

 

 

     b) ¿Cuándo se escribieron las obras que conforman el NT?

 

 

'San Pedro y san Pablo' (1595-1600), obra barroca del pintor cretense afincado en España y conocido como 'El Greco'. Nótese un Pedro envejecido que parece otorgar 'el relevo' o dar un reconocimiento a un joven Pablo. Cada uno es representado con su objeto habitual: las llaves (del Cielo) para Pedro y la espada, instrumento del martirio de Pablo. (Museu Nacional d'Art de Catalunya, MNAC, Barcelona)

        La narración de la vida y la predicación de Jesús se transmitió por vía oral hasta que, probablemente hacia mediados del s.I, comenzó a plasmarse en una serie de narraciones escritas de diversa índole (por ejemplo, en la llamada fuente Q), que pocos años después darían lugar a los denominados evangelios. Sin embargo, estos últimos no se materializaron en una versión única, es decir no hubo un único evangelio, sino varios. La explicación más probable a esta diversidad es que fueron recopilados para satisfacer sensibilidades diferentes dentro del cristianismo, hecho este aún más patente en el caso de los evangelios apócrifos del NT.

 

            Aunque pueda sorprender a muchos lectores, si el NT dispusiera cada una de sus obras en un orden cronológico, las primeras no serían los evangelios, sino las epístolas o cartas(*) auténticas de Pablo de Tarso, que fueron escritas en su conjunto, entre quince y veinte años antes que el primer evangelio (que suele fecharse entorno al año 70-75). Pensemos que Pablo de Tarso, aunque no conoció personalmente a Jesús (Hch 22,6ss), fue contemporáneo suyo, mientras que los evangelistas son autores de generaciones posteriores.

 

(*) Note el lector que no hacemos distinción entre la palabra epístola y carta, aunque algunos autores lo hacen, otorgando a las primeras un carácter más doctrinal, y a las segundas de comunicación personal.

 

            Las cartas del NT están dispuestas siguiendo un orden de extensión y no cronológico. Tenga presente el lector que, de los veintisiete libros que forman el NT, veintiuno son cartas. Nosotros las situaremos, esquemáticamente, siguiendo un orden cronológico aproximado. Dada la importancia de las siete cartas protopaulinas (auténticas de Pablo), optamos por mostrar distintas dataciones, que irán separadas por una barra inclinada. Estas dataciones son las recogidas por Antonio Piñero, un autor agnóstico; Raymond E. Brown, un teólogo católico que sigue la línea tradicional; Senen Vidal, un teólogo católico que sigue una línea más revisionista; y Philipp Vielhauer, un teólogo protestante.

 

           La base para la datación de las cartas protopaulinas es la cita que dan los Hechos de que, cuando Pablo estaba en Corinto, también residía allí el procónsul romano de la provincia senatorial griega de Acaya, Lucio Junio Galión (Hch 18,12-15). Efectivamente, un fragmento de una inscripción del emperador Claudio a la ciudad de Delfos, encontrada muy a finales del s.XIX, ha confirmado que Galión fue procónsul de la Acaya en el año 51 o 52. Por tanto, como los procónsules electos empezaban su cargo a finales en primavera (debían abandonar Roma en abril), Galión estuvo en Corinto desde, probablemente, mayo del 51 al del 52, o bien de mayo del 52 al del 53. El filósofo Séneca, su hermano, contó que Galión no pudo terminar su cargo por unas fiebres, lo que ha hecho suponer que pudo ser hacia el verano del 52 cuando Galión y Pablo se encontraron. Finalmente, añadiremos que algunas de las cartas protopaulinas, como las dos a los Corintios o la carta a los Filipenses, son fruto de la unión de distintas cartas por un redactor posterior (hacia el s.II).


A la izquierda, un fragmento del manuscrito P46, conservado parcialmente en la colección Chester Beatty en Dublín, y en la Biblioteca de la Universidad de Michigan. Es fechado hacia el 200 y contiene unas 86 hojas. En él se encuentran las cartas originales de Pablo así como la carta a los Efesios, cuya autoría no es clara. Dado que son escritos redactados en scriptio continua –es decir, sin signos de puntuación de ningún tipo–, se entiende que su lectura sea aún más susceptible de distintas interpretaciones. Las cartas originales no se han conservado. Este es uno de los papiros más antiguos de todo el NT.

A la derecha, 'San Pablo' (1608-14), obra barroca de 'El Greco'. Saúl o Pablo de Tarso, autollamado 'apóstol de los gentiles' (Rom 11,13), sostiene en una mano el instrumento de su martirio y en la otra un pequeño manuscrito dirigido a Tito, uno de sus compañeros de viaje en misión, a quien luego y según la carta pseudoepígrafa a Tito (Tit 1,1-5)–, encomendaría terminar la evangelización de la isla de Creta; la misma isla donde nació el pintor. (Museo de El Prado, Madrid).

 

      Las cartas del NT se agrupan, por razones de autoría y práctica, en tres grupos:

 

§  7 Cartas protopaulinas (cartas auténticas de Pablo), con cuádruple datación según los autores ya citados (Piñero / Brown / Vidal / Vielhauer):

 

o   Primera a los Tesalonicenses (1 Tes): año 51 / 50-51 / verano 50 / años 50-51

o   Carta a los Gálatas (Gal): años 54-57 / 54-55 / verano 52 / ?

o   Carta a los Filipenses (Flp): años 54-57 / 56 / entre finales del 53 e inicios del 54 / 57-59

o   Primera carta a los Corintios (1 Cor): años 54-57 / finales 56 o inicios 57 / entre otoño del 52 y primavera del 53 / 54-56

o   La breve carta personal a Filemón (Flm): años 54-57 / 55 / inicios del 54 / ?

o   Segunda carta a la comunidad cristiana de Corinto (2 Cor): años 56-57 / final verano u otoño 57 / entre verano del 53 y verano del 54 / 56-58

o   Carta a a los Romanos (Rom): años 57-58 / invierno 57-58 / entre invierno y primavera del 55 / 56-59

 

§  7 Cartas deuteropaulinas (pseudoepígrafos atribuídos a discípulos o seguidores de Pablo):

 

-      Cartas que probablemente no pertenecen a Pablo:

 

o   Segunda carta a los Tesalonicenses (2 Tes): de finales del s.I.

o   Carta a los Efesios (Ef): de finales del s.I.

o   Carta a los Colosenses (Col): escrita hacia el año 80. De las tres, es la que presenta más dificultad en su autenticidad.

 

-      Cartas cuya autoría paulina está del todo descartada:

 

o   La llamada carta a los Hebreos (Hbr): hacia el año 80.

     Las denominadas cartas pastorales:

o   Las dos cartas a Timoteo (1 Tim; 2 Tim): escritas hacia los años 80-90.

o   La carta a Tito (Tt): escrita hacia los años 80-90.

 

§  7 Cartas llamadas católicas (son también pseudoepígrafos, atribuidos a discípulos directos o a familiares de Jesús):

 

o   La primera carta de Pedro (1 Pe): está escrita a muy tardar en el año 100.

o   La carta de Santiago (Sant): alrededor del 90.

o   La carta de Judas (Jds): entre 90-100.

o   Las tres cartas de Juan (1 Jn; 2 Jn; 3 Jn): de muy finales del s.I.

o  La segunda carta de Pedro (2 Pe): que es el documento más tardío de todo el NT, fechado en la primera mitad del s.II (110-130, según autores).

 

        La razón de tantos pseudoepígrafos es, como explica A. Piñero, que sus autores no solo estaban “imbuidos por el espíritu del maestro a quien habían estado tan unidos, y que no dudaron en escribir en su nombre, sino que tenía la ventaja de dotar[las] de más autoridad…”. No se está hablando de actos de mala fe, sino de profundas creencias personales de estos seguidores, que les llevaron a poner por escrito lo que ellos creían que eran las verdaderas palabras de su maestro; ya fuese porque las habían oído directamente, indirectamente a través de otros discípulos o por revelación (visiones, éxtasis,…). Las cartas de Pablo, entre finales del s.I y mediados del s.II, sufrieron probablemente procesos de reunificación (unión de partes y fragmentos) buscando conformar un número final de siete, pero también de modificación, añadiendo así algunas glosas de sus discípulos, probablemente para clarificar ciertos puntos o adaptar otros a la realidad de sus comunidades, aunque eso variara en algunos casos lo dicho por su maestro.

 

          El NT contiene además, y como dijimos, cuatro evangelios, con un orden cronológico ligeramente distinto a cómo aparecen: el más antiguo es Marcos (años 70-75), seguido de Mateo (80), Lucas (80-85) y Juan (95-100). Los Hechos de los Apóstoles, considerados en general la segunda parte del evangelio de Lucas, se escribieron unos años después del citado evangelio (entre el 90 y el 110, según autores). El NT culmina con el Apocalipsis de Juan (Ap), pero no es este el documento más tardío, pues suele fecharse a finales de la época del emperador Domiciano (93-96).

 

           Por tanto, aquel lector que deseara leer el NT siguiendo un orden cronológico y valorar así mejor su evolución en el tiempo, debería empezar por las cartas auténticas de Pablo. Esto es, empezando por la 1ª Tesalonicense, continuando luego, aproximadamente, por la carta a los Gálatas, a los Filipenses y la carta a Filemón, y terminando por 1ª y 2ª Corintios y la carta a los Romanos. Seguidamente, el NT continuaría con los evangelios sinópticos (Marcos, Mateo y Lucas, por este orden), y seguiría, aproximadamente, con la carta a los Colosenses, la carta a los Hebreos, los Hechos de los Apóstoles (aunque su cronología esté en revisión), la carta a Santiago, la de Judas y el citado Apocalipsis. Seguidamente, las tres cartas pastorales (una a Tito y dos a Timoteo), 2ª Tesalonicense y la carta a los Efesios. Proseguiría luego con el evangelio de Juan y las tres cartas joánicas; y, finalmente, terminaría por las dos cartas de Pedro. Algún día podría editarse un NT que siguiera este orden, históricamente más apropiado.     

 

Continuaremos.

Un cordial saludo,

Jon C.


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