Los Evangelios Canónicos (II)

Hoy trataremos de dar respuesta a dos preguntas:

 

 

- ¿Qué impulsó la redacción de los evangelios (canónicos)?

 

 

- ¿Por qué existen varios evangelios (canónicos)?

 

 

La primera guerra judeo-romana, como veremos a continuación, fue fundamental para comprender por qué se empezaron a redactar los evangelios (canónicos).

En la imagen, un fragmento del Arco de Triunfo de Tito, emperador que terminó - tras la vuelta de su padre a Roma como emperador - el asalto final a Jerusalén. Años más tarde Tito, sucediendo a su padre Vespasiano, sería nombrado emperador de Roma. En este fragmento pueden verse como triunfos de guerra robados a los judíos: la menorá (candelabro de oro de siete brazos) (Ex 25,31), las trompetas de plata (Núm 10) y la mesa de los panes de la proposición, recubierta de oro (Ex 25,23). El arco fue edificado por el hijo de Tito, Domiciano, tras fallecer su padre en el año 81, y fue erigido en este punto, en la Via Sacra, puesto que aquí se encontraba la Via Triumphalis, la ruta que seguían todos aquellos héroes que, desde antaño, eran honrados por la ciudad. (Arco de Tito, Via Sacra, Roma).

 

1. ¿Qué impulsó la redacción de los evangelios (canónicos)?

 

Existen tres factores importantes:

 

A. La desaparición de la generación apostólica, que representaba el lazo más sólido con Jesús. La necesidad de mantener su recuerdo por escrito para las generaciones futuras [y/o para la predicación] no debe desdeñarse.

 

B. La primera guerra judeorromana (66-70/73), que tuvo consecuencias enormes en el mundo judío y en las comunidades cristianas primitivas, especialmente de Palestina. El Templo, centro de la vida judía, fue destruido, y hubo decenas de miles de muertos judíos así como una primera diáspora.

 

La guerra judeorromana llevó a los cristianos a querer distinguirse de los judíos ante los romanos. La razón es consecuente: los judíos han sido los enemigos de Roma en la guerra y los cristianos – vamos a utilizar este término, mezclando así a los judeocristianos y a los paganocristianos: es decir, a aquellos cristianos que provienen del judaísmo o bien de otras religiones –, van a querer distinguirse de los judíos, porque a ojos de los romanos, cristianos y judíos son lo mismo. Recordemos que el cristianismo había surgido, acertadamente, como una secta judía tras la muerte de Jesús. En este punto, la primera intención para los judeocristianos era mostrar que eran respetuosos con el Imperio Romano (IR). Su argumento es que Jesús fue un líder pacífico y, aunque fue crucificado – atención: pena máxima impuesta a los traidores a Roma –, lo fue por impulso de los líderes judíos, pero no por el cabeza romano de Judea, Poncio Pilato, quien no vio causa en él. Además, en un segundo punto, se pretende señalar que Jesús abogaba por el pago de los impuestos a Roma y esto no es cosa trivial, en absoluto. El tercer punto es que los cristianos quieren indicar que comparten con los romanos unos mismos enemigos: los líderes judíos. Recordemos como el NT carga enormemente contra los fariseos quienes, tras la destrucción de Jerusalén, terminarán gestionando y dirigiendo al pueblo judío (será la época del llamado judaísmo rabínico). Ya dijimos en otro post que la relación de Jesús con los fariseos fue en general buena y que sus discusiones sobre aspectos de la ley forman parte del día a día de las escuelas rabínicas. Como señaló el historiador judío Geza Vermes, “la finalidad de los evangelistas es demostrar implícitamente que ser cristiano no es incompatible con la lealtad al César y al Imperio Romano. De ahí que encubran a Pilato y a Roma y, en consecuencia, denigren a los líderes judíos y, a través de estos, al pueblo judío en general.”

 

Pintura del artista de finales del Renacimiento conocido como 'Tintoretto' y perteneciente a la escuela veneciana. Se reproduce aquí la escena conocida como 'Ecce homo', cuando Jesús es llevado tras el suplicio ante el pueblo, que elige salvar a Barrabás y condena a Jesús. Aquí los acusadores de Jesús aparecen a la izquierda de la imagen, mientras Pilato, posiblemente el personaje a la izquierda de Jesús (derecha de la imagen), vestido con mayores galas, parece mostrar una actitud compasiva llevandose la mano al corazón. ('Ecce homo' o 'Pilato presenta a Cristo a la multitud, 1546-47, Sao Paulo Museum of Art).

 

C. Algunas sinagogas judías probablemente empezaron a negar la entrada a los cristianos (aunque estos tuvieran un origen judío). El judaísmo parece rechazar a estas comunidades cristianas primigenias, que necesitarán toda la ayuda posible para su consolidación.

 

Sin embargo, debemos precisar que esto – que vemos ya en Lucas (Lc 4,28-30), quien modifica a Marcos y Mateo donde no se producía expulsión, sino desconcierto; y especialmente en Juan (Jn 9, 22; 16,2; siendo fariseos en Jn 12,42) – no sería motivo de expulsión, en todo caso, de debate. La creencia de algunos seguidores de Jesús de que este era hijo real y físico de Dios sí hubiera creado una polémica mucho más seria; aunque la existencia de una segunda divinidad inferior a Dios (binitarismo) y creada por este para interactuar con los hombres, no era un elemento ajeno al judaísmo (doctrina de los dos poderes celestes). De forma que, en este caso, solo en algunas sinagogas en particular sí pudo darse esa reacción prohibitiva a estos seguidores de Jesús, pero no de forma generalizada. No al menos en el s.I.

 

Por otra parte, los evangelistas extrapolaron hechos del presente en que escribían, con la época de Jesús, aunque este hubiera predicado de cuarenta a sesenta años antes. Por ejemplo, al aludir Mateo a los profetas cristianos (Mt 7,22-23;10,41;23-34). Así, el NT da a entender que los judíos – a veces los fariseos – empezaban a prohibir el acceso a las sinagogas a aquellos seguidores de Jesús que reconocían a Jesús como el mesías.

 

Restos visibles de la Sinagoga de Magdala, descubierta en 2009. En el centro de la sinagoga se disponían tres columnas decoradas con frescos al igual que sus paredes. Jesús bien pudo haber visitado este lugar, pues acudía a las sinagogas de Galiea, aunque no se mencione explícitamente en el NT. (Magdala, Galiela. Foto del autor. 2013).

Piedra que, ubicada en el centro de la sinagoga, permitía al orador, sentado en el suelo, colocar el libro de lectura (la Torá) sobre la piedra. Los ornamentos decorativos son vegetales (hojas de palma) o bien símbolos judíos, como la menorá, que aquí puede verse. (Magdala, Galilea. Foto del autor. 2013.)


2. ¿Por qué varios evangelios (canónicos)?

 

 

           Para el teólogo protestante alemán Willy Marxsen, la pluralidad de evangelios se explica no porque cada evangelio combatiera al anterior, sino porque “cada una de las obras que siguieron a Marcos tenían más bien ya como presuposición la tendencia a “hacerlo mejor que sus predecesores(…) Este mejor es más bien un ‘juicio exegético’, medido según las necesidades de una época posterior.” Es decir, cada autor entiende el evangelio según su época y la comunidad en la que escribe. Antonio Piñero, catedrático (emérito) de filología griega y neotestamentaria, añade además que “no es improbable que, entre otras razones, los evangelios se compusieran para ofrecer a los cristianos una mayor información sobre Jesús, y contrarrestar así la falta de información paulina, resaltando que la vida misma de Jesús en la tierra tuvo importancia para la salvación.” Recordemos que Pablo de Tarso prácticamente no da ningún dato sobre Jesús, salvo que fue muerto en cruz o que instauró la eucaristía.

 

          Aquí debemos hacer una aclaración importante: Los cuatro evangelios canónicos son de influencia paulina, es decir, que toman como base el mensaje de Pablo recogido en sus cartas (incluidas en el NT). Este punto es realmente importante y en él coincide una buena parte de la crítica histórica. El NT es también un pobre reflejo de la gran diversidad de ‘cristianismos’ que existían dentro del cristianismo primitivo, como lo prueba la existencia de más de medio centenar de evangelios (luego llamados apócrifos), escritos entre los ss.II-IV mayoritariamente.

 

Sobre Pablo de Tarso debemos decir que este teólogo judío del s.I, que no conoció directamente a Jesús sino a través de visiones y revelaciones del Jesús crucificado – tal vez como otros profetas cristianos que se consideraba que tenían ‘carisma’, es decir, que estaban imbuidos por el Espíritu Santo –, difundió un retrato del personaje diferente al que la crítica histórica le otorga: convirtiendo la figura del mesías judío – un líder político-guerrero heredero del trono de David –, en un mesías universal con una muerte como expiación para la salvación de la humanidad. Los evangelios canónicos seguirán así el modelo de Pablo – quien escribió sus cartas unas décadas antes de que se redactaran los evangelios –, aunque irán matizándolo; y también corrigiéndose entre ellos, si bien de forma más o menos sutil. Porque Pablo – y en este punto se considera que sí refleja el pensamiento de Jesús –, es también un teólogo judío de la restauración de Israel, y creía en la llegada inminente del Reino de Dios (cf. Mc 1,14-15 y 1 Tes 4,13-5,11); y, plausiblemente a causa de ello, en que no sería necesaria la creación de una Iglesia. Pero al no producirse este hecho, esta llegada, los evangelios tuvieron que readaptarse, de ahí los cambios más o menos sutiles de que hablábamos.

 

A ambos lados de la puerta principal de esta iglesia pueden verse, respectivamente, las figuras de Pedro y Pablo. Hoy estamos acostumbrados a ver a ambos personajes conjuntamente en un mismo edificio. Sin embargo, en vida, Pedro y Pablo representaron 'cristianismos' distintos' - llamados a veces judeocristianismo y paganocristianismo -, lo que hizo que ambos personajes chocaran, como puede verse de la mano del mismo Pablo en su carta a los Gálatas (Gal 2,11-14). (Entrada principal de la Iglesia de Santa María del Mar, en el barrio de la Ribera, Barcelona. Esta es una iglésia 'gótica pura', pues fue construida en un periodo de tiempo muy breve a mediados del s.XIV, lo que hizo que el gótico no se 'contaminara' con otras evoluciones del mismo estilo que iban surgiendo).

Que los evangelios son de orientación paulina puede verse, por ejemplo, en el pésimo retrato que otorgan a los Doce discípulos de Jesús, así como a su propia familia, o en recalcar la crucifixión como el hecho fundamental y la finalidad de la vida de Jesús. (En Juan, sin ir más lejos, la semana de la Pasión, junto a la resurrección, ocupa prácticamente la mitad del evangelio). Como refiere el historiador J.M. Blázquez Martínez, la teología de la cruz seguida por Pablo, para quien lo fundamental de Jesús es su sacrificio vicario, siguiendo un plan divino y misterioso, “conlleva una concepción del pecado original, de culpa primitiva, un concepto prácticamente olvidado en la teología de la época. La muerte de Jesús libera de ese pecado.” Al respecto puede leerse: “Porque, habiendo venido por un hombre la muerte, también por un hombre viene la resurrección de los muertos. Pues del mismo modo que en Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo.” (1 Cor 15,21-22). Este es un razonamiento teológico de Pablo de Tarso, no de Jesús, pero ha influido enormemente en la confección de los evangelios (Mc 9,31, Lc 24,46-47,…).

 

Felices fiestas a todos!

 

Continuaremos.

Un saludo,

Jon C.


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