"Uno de los fariseos le pidió que comiera con él y, al entrar a casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y he aquí que una mujer pecadora que había en la ciudad, al saber que estaba en la casa del fariseo para comer, trayendo un vaso de perfume y colocándose detrás de sus pies, mientras lloraba a lágrima viva comenzó a mojar los pies de él con sus lágrimas y con sus cabellos los secó, y besaba sus pies y los ungió con pefume. Pero al verlo, el fariseo que lo había invitado dijo para sí: 'este, si es un profeta, sabría quien y de qué clase es esta mujer que le toca, porque es una pecadora...'." (Lc 7,36-39).
'El banquete de Simón el fariseo', obra barroca del pintor flamenco Pier Paul Rubbens, hacia 1629. El cuadro reproduce este pasaje lucano donde una mujer pecadora unge los pies de Jesús. Marcos y Mateo, escritos con anterioridad, hablaban de la unción de la cabeza de Jesús, algo más acorde con la dignidad del mesías-rey; pues, históricamente, a los reyes hebreos se les ungía la cabeza con aceite. Lucas y Juan, escritos posteriores, lo modificaron. Nótese como el pintor desviste un pecho de la mujer por ser pecadora y la sitúa en el centro. Mientras Jesús, representado con la mano abierta en señal de aceptación, cobra mucha fuerza a pesar de estar situado en un rincón, por ser el más alto y llevar un manto rojo muy visible. (Gemäldegalerie, akademie der bildenden künste, Viena).
"Entonces la cohorte, el capitán y los sirvientes de los judíos capturaron a Jesús y lo encadenaron y lo condujeron primero ante Anás; pues era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote aquel año; y era Caifás el que aconsejó a los judíos que convenía que un hombre muriera a favor del pueblo." (Jn 18,12-14)
'Jesús ante Anás', obra neoclásica del pintor cántabro José de Madrazo y Agudo (1803). Su estilo recuerda al pintor francés Louis David y sus monumentales obras a la Revolución Francesa; fruto de esa influencia podrían ser los vestidos coloreados y el torso desnudo con la mano en extremo alzada del guardia. (Museo del Prado, Madrid)
"En cada fiesta les liberaba a un preso que le pedían. Había uno, llamado Barrabás, encadenado con los sublevados que en la sublevación habían cometido asesinato." (Mc 15,6-7)
"Y cuando llegó el día, convocó a sus discípulos, y eligió a doce de ellos, a los que también denominó apóstoles.(...) y a Simón el llamado celota, a Judas hijo de Jacobo y a Judas Iscariote, el que se convirtió en su delator." (Lc 6,13-16, frag.)
Representación del desfile en Roma, del botín procedente del saqueo del Templo de Jerusalén por el ejército romano de Tito (año 70). Puede verse la menorá o candelabro de siete brazos y las trompetas de plata. (Arco de Tito, Foro romano, Roma)
Continuando los últimos tres posts sobre el contexto histórico del s.I, abordaremos hoy un cuarto grupo, los esenios, descritos especialmente por tres autores del s.I: el erudito judío Filón de Alejandría, el historiador judío romanizado Flavio Josefo y una breve crónica del historiador romano Plinio el Viejo, además de por algunos de los llamados manuscritos del mar Muerto: el documento de Damasco, la Regla de la comunidad y la Regla de la Guerra.
Los evangelios no mencionan explícitamente a los esenios –aunque para algunos autores podrían corresponderse con los “escribas y doctores de la ley” y para otros con los "herodianos", dado que Herodes les tenía en buena consideración–, pero los incluimos en este blog por cuatro razones principales:
"La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yahveh Dios había hecho. Y dijo a la mujer: '¿Cómo es que Dios os ha dicho: No
comáis de ninguno de los árboles del jardín?' Respondió la mujer a la serpiente: 'Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. Mas
del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo toquéis, so pena de muerte.' Replicó la serpiente a la mujer: 'De ninguna manera moriréis. Es que Dios sabe
muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal.' Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la
vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió." (Gen 3,1-6)
"Como todos los días le asediaba con sus palabras y le
importunaba, aburrido de la vida, le abrió todo su corazón y le dijo: «La navaja no ha pasado jamás por mi cabeza, porque soy nazir de Dios desde el vientre de mi madre. Si me rasuraran, mi
fuerza se retiraría de mí, me debilitaría y sería como un hombre cualquiera.» Dalila comprendió entonces que le había abierto todo su corazón, mandó llamar a los tiranos de los filisteos y les
dijo: «Venid esta vez, pues me ha abierto todo su corazón.» Y los tiranos de los filisteos vinieron donde ella con el dinero en la mano. Ella hizo dormir a Sansón sobre sus rodillas y llamó a un
hombre que le cortó las siete trenzas de su cabeza. Entonces ella comenzó a humillarlo, y se retiró de él su vigor. Ella gritó: «Los filisteos contra ti, Sansón.» El se despertó de su sueño y se
dijo: «Saldré como las otras veces y me desembarazaré.» No sabía que Yahveh se había apartado de él." (Jue 16, 16-20)