Investigación histórica en una novela



Iglesia de San Marcos, en el barrio armenio de Jerusalén, donde todavía se utiliza el siríaco, un dialecto del arameo, en parte de la litúrgia. Una de las opciones barajadas en la ubicación de la Última Cena es que fuera la casa de Juan Marcos (Hechos 12,12), aunque el NT mantiene siempre el anonimato del propietario y del lugar (Mc 14,12-16). Para algunos autores, esta pequeña iglesia de san Marcos se construyó tiempo después sobre el emplazamiento original de la casa de Juan Marcos.

La Última Cena se celebró en un cenáculo o piso superior de una casa (Mc 14,15; Lc 22,12), lo que favorece que esta perteneciera a una familia benestante, y por tanto, ubicada en la Ciudad Alta de Jerusalén. Como la moderna Jerusalén se yergue sobre sus cimientos, para ir al piso superior hoy hay que descender(!). Esta pequeña sala cuadrangular (imagen derecha), redecorada, se encuentra bajo la Iglesia y sería el presunto lugar de la cena. (Jerusalén, octubre 2013)

 


Si continuamos bajando desde el cenáculo llegamos al piso inferior, que sería la planta baja de la casa de la época de Jesús, una sala rectangular por lo menos el doble de grande que la anterior (imagen izquierda).

En la imagen de la derecha se aprecia el muro del lado derecho de esta sala, que muestra un cambio en la construcción: piedras gruesas abajo, que formarían parte del emplazamiento original, y más ligeras y desordenadas encima, que serían de una época posterior. Además, se cree que habría una puerta: nótese un leve rellano a nivel del suelo (a la derecha de la línea media), el cual, a través de unas escaleras, conduciría al piso superior o cenáculo.

En todo caso, el lugar actual donde la tradición cristiana sitúa el cenáculo es incorrecto, pues se encuentra fuera muralla, en un nivel demasiado elevado respecto al que tendría la ciudad en la época de Jesús, y su estilo arquitectónico es gótico, de la primera mitad del s.XIV; siendo los cimientos más antiguos de ese edificio del s.II. (Ver más abajo). (Jerusalén, octubre 2013)


¿Cómo se aplica la investigación histórica en la novela?

 

  • En primer lugar, en las notas al pie de página. Hay unas 660 notas en un libro que tiene 550 páginas. Son muchas pero, contrariamente a lo que a priori pueda pensarse, agilizan la lectura. Eso es así porque la parte técnica (las notas) no corta la parte narrativa y, de esta manera, el lector puede prescindir de ellas cuando quiera y seguir la narración. Esa ha sido la razón para no mezclar las notas con el texto, so pena de hacerlo muy denso. En general, las notas aclaran conceptos históricos, explican hipótesis alternativas opuestas a las narradas –y que son también posibles–, y ubican la narración con el pasaje neotestamentario aludido, para que el lector interesado pueda cotejarlo. Este punto es interesante porque hay muchos pasajes neotestamentarios que, en mi opinión, el lector interesado –aunque esté familiarizado con la temática–, puede desconocer. Sin embargo allí están, escritos en el evangelio. Por ejemplo, cuando Jesús se muestra contrariado con alguien que le pide ser curado (Marcos 1,40-44), cuando no puede obrar milagros (Mc 6,5-6), cuando maldice a ciudades enteras porque no le han escuchado (Mateo 11,20-24; Lucas 10,13-16), cuando promete también a Judas que participará del reino, pues se sentará a juzgar a las tribus de Israel (Mt 19,28), cuando prohíbe llevar su mensaje a los que no son estrictamente judíos (Mt 10,5-6),…
  • En segundo lugar, la ciencia histórica no puede pronunciarse sobre determinados temas debido a que no se dispone de fuentes suficientes, o a que existen considerables lagunas en ellas. En tales casos, se ha optado por una reconstrucción ficticia, pero que toma como base el contexto histórico y el recorrido que el personaje realizará después. En estos casos de reconstrucción hipotética se informa siempre al lector de cuando se produce, para evitar engaños: por ejemplo, ¿en qué sentido traicionó Judas a Jesús?, ¿cuál fue esa revuelta en Jerusalén, paralela a la de Jesús, en la que se detuvo a Barrabás (Mc 15,7; Lc 23,19)?, ¿quiénes fueron esos dos malhechores crucificados a su lado?, ¿cuántos viajes hizo Jesús a Jerusalén (Juan señaló cinco)?, ¿Tenía Jesús hermanos y hermanas?,...  
  • En tercer lugar, en la eliminación de algunos pasajes que, mayoritariamente, no son considerados históricos, aunque estemos cansados de leerlos en la mayoría de novelas o verlos en el cine. Son ejemplos de ello: las predicciones de la pasión y resurrección, la mujer adúltera que va a ser lapidada (Juan 8,2-11), la existencia de Lázaro (Jn 11), el lavado de pies (Jn 13,4-17), María de Magdala como prostituta, el relato de los dos malhechores (Lc 23,39-43), la matanza de los inocentes (Mt 2,16-18),… ¿habéis leído el milagro de las dos monedas dentro de la boca del pez (Mt 17,27)?...
  • En cuarto lugar, en una reconstrucción apropiada y justificada del mundo de Jesús, para así entender su actitud ante las múltiples situaciones que se le planteaban. Es decir, en un enfoque correcto que se consigue entendiendo bien el judaísmo del s.I, el funcionamiento de las sociedades patriarcales o la ocupación romana de la provincia de Judea. Son ejemplos de ello: ¿estaba prohibido curar en shabbat?, ¿la opinión que Jesús tenía sobre el divorcio era única? ¿Jesús rompió en algún momento las leyes judías (Mt 5,17-18)?, ¿cuándo Jesús dice ‘devolved al césar lo que es del césar’ y no ‘dad al césar lo que es del césar’… es importante esa diferencia?, ¿por qué le acusan de ser hijo de la prostitución (Jn 8,41)?, ¿por qué hay fariseos que ayudan a Jesús (Lc 13,31-33; 14,1)?, ¿había romanos estacionados en Galilea?, ¿existían sinagogas en su época y, si es así, cómo eran?, ¿había ya rabinos?,…
  • Finalmente, en tratar de responder racionalmente a preguntas claves, en lugar de prescindir de ellas: ¿qué papel jugó el Bautista?, ¿por qué doce apóstoles? ¿qué es el reino de Dios? ¿un reino en el cielo o también en la tierra?, ¿quién entrará en ese reino?, ¿cuál fue la acusación que lo llevó a la cruz? ¿tenía fundamento?, ¿si la familia de Jesús lo creyó fuera de sí – Mc 3,10-21–, por qué el hermano de Jesús lideró años después la iglesia de Jerusalén y murió por ello?, ¿fue enterrado por un seguidor en un sepulcro vacío o bien fue enterrado por sus acusadores (Hch 13,27)?…


El cenáculo que refiere la tradición cristiana, ubicado encima de la llamada tumba del rey David y muy cerca de la iglesia (abadía) de la Dormición (donde supuestamente falleció María, la madre de Jesús), tiene una decoración mucho más moderna: capiteles corintios, arcos apuntados y bovedas de estilo gótico, que lo alejan mucho de la Jerusalén del s.I. Los cimientos del edificio son, como mucho, del s.II. Además, se encuentra extramuros. Su ubicación, pues, como lugar de la Última Cena o de encuentro de los apóstoles (Hch 1,12-13; 2,1) es, pues, erróneo. (Jerusalén, octubre 2013)